gastársela















festín imaginado con monica cofiño, izar gayo y marta medina


un sí más antiguo que el de la inocencia espontánea.
Emmanuel Levinas



«la memoria en la sensación o la sensación en la memoria»





permanece todavía llena del recuerdo de sus usos anteriores, pues el lenguaje nunca es inocente:
las palabras tienen una memoria segunda que se prolonga misteriosamente en medio de las significaciones nuevas.
La escritura es precisamente ese compromiso entre una libertad y un recuerdo, es esa libertad recordante que sólo es libertad en el gesto de elección, no ya en su duración.



Una obstinada remanencia, que llega de todas las escrituras precedentes y del pasado mismo de mi propia escritura, cubre la voz presente de mis palabras. Toda huella escrita se precipita como un elemento químico, primero transparente, inocente y neutro, en el que la simple duración hace aparecer poco a poco un pasado en suspensión, una criptografía cada vez más densa.



El vocablo, disociado de la impureza de los clichés habituales, de los reflejos técnicos del escritor, se hace entonces plenamente irresponsable de todos los contextos posibles;
se acerca a un acto breve, singular, cuya matidez afirma una soledad, por tanto, una inocencia.
Este arte tiene la estructura del suicidio:
el silencio es en él como un tiempo poético homogéneo que se injerta entre dos capas y hace estallar la palabra menos como el jirón de un criptograma que como luz, vacío, destrucción, libertad.















— ¿viene el habla a añadirse a la presencia; la escritura viene a añadirse al habla viva y presente a sí misma; la masturbación viene a añadirse a la experiencia sexual llamada normal; la cultura viene a añadirse a la naturaleza, el mal a la inocencia, la historia al origen, etc?
— entonces lo que se añade no es nada, puesto que se añade a una presencia plena a la que es exterior. Lo paradójico es que se anula la adición por considerarla como una pura adición. El trabajo de exclusión se opera en el interior de la estructura de la suplementariedad.

— El suplemento se añade, es un excedente, una plenitud que enriquece otra plenitud, el colmo de la presencia. Acapara y acumula la presencia.

— Pero el suplemento suple. No se añade más que para sustituir. Interviene o se insinúa en-lugar-de; si colma es como se colma un vacío. Si representa y hace de imagen es por el defecto anterior de una presencia. Suplente y vicario, el suplemento es un adjunto, una instancia subalterna que hace-las-veces-de. En tanto que sustituto, no se añade simplemente a la positividad de una presencia, no produce relieve alguno, su lugar queda asignado en la estructura por la marca de un vacío. En algún lugar, algo no puede llenarse consigo mismo, no puede completarse más que dejándose colmar por medio de señas/signos y por poderes. El signo es siempre el suplemento de la cosa misma.

— La suplementariedad que no es nada, ni una presencia ni una ausencia, no es ni una sustancia ni una esencia del hombre. Es precisamente el juego de la presencia y de la ausencia, la apertura de ese juego que ningún concepto puede comprender.

Jaques Derrida.
















crear es cada vez volver a lo inicial,
cada vez a lo que nunca fue.

crear es llegar hasta donde nunca se llega:
desde donde cada vez se parte otro.

Hugo Mujica. lo naciente.
















 — Nada nunca es nada, todo es nuevo




Y entonces te lo digo: la primera será la mejor, porque no sabe,
porque es ella que todavía está toda llena de estupor,
aunque son todas iguales, toda llena de
ϑαυμαζϵν y de novedad.
Es todo un problema de genio, más bien, todo su problema temporal está quizás ahí:
ganar, si se puede (pero eso no es muy importante), pero sin perder,
ganar, adquirir experiencia, Dios mío, sí, pero, sobre todo, esencialmente no perder en estupor y novedad, no perder la flor,
si es aún posible no perder tampoco un átomo de estupor.
Es la primera que cuenta.
Es el estupor que cuenta, principio indiscutido de ciencia, como ha dicho aquel Antiguo, pero
no tanto principio de ciencia cuanto de veras y realmente,
cuanto infinitamente de más entre los más profundos principios de la adoración.
El viejo Hugo, mi amigo, veía el mundo como si apenas hubiera sido hecho.
Quiero decir, como si el mundo apenas hubiera sido hecho.
Quiero decir, como si dentro y junto al mundo también Hugo, fragmento, fracción del mundo, (el más importante), apenas hubiera sido hecho.









“Yo juego frecuentemente contra el hombre, dice Dios, pero es él el que quiere
perder, el muy bobo, y soy yo el que quiere que gane.
Juego singular, yo soy su pareja y su adversario
y él quiere ganar contra mí, es decir, perder.
Y yo, su adversario, quiero hacerle ganar”


Charles Péguy. El misterio de los santos inocentes.






















A trastear, Hélpide dulce, escampas,
cómo quedamos de tan quedarnos.

Hoy vienes apenas me he levantado.
El establo está divinamente meado
y excrementido por la vaca inocente
y el inocente asno y el gallo inocente.


Penetra en la maría ecuménica.
Oh sangabriel, haz que conciba el alma,
el sin luz amor, el sin cielo,
lo más piedra, lo más nada,
hasta la ilusión monarca.

Quemaremos todas las naves!
Quemaremos la última esencia!

Mas si se ha de sufrir de mito a mito,
y a hablarme llegas masticando hielo,
mastiquemos brasas,
ya no hay dónde bajar,
ya no hay dónde subir.

Se ha puesto el gallo incierto, hombre.
Cesar Vallejo. trilce xix 






















imágenes Roger Ballen








ambos piden presencia, ambos esperan algo de ella,
ambos se prestan a un incremento de fe.
¿trata esto de atender a tal demanda o de negligir y frustrarla?
inocentes. ojos como platos.
"¿acaso la iluminación que le transfigura no es tanto sombra como luz?"






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